GrAmmy Winehouse

Si es que en el panchitos gastamos un olfato que si lo gastásemos de otra cosa…

Esta mujer fue todo un hallazgo tanto para el mundo del soul como para el mercado de la droga dura. De raíces yiddish y aspiraciones chonnish tiene algo muy, muy especial y los jodíos yankees -que serán muchas cosas, pero tienen vista- la han untao venga de premios en la gala de los Grammys de este año. La factura del SEUR para mandárselos a Londres les va a salir por un pico de la cara, eso sí.

Con visado y sin visado hago siempre lo que quiero: ¿Que no me lo dais? pues que me pongan un satélite desos para de cantar desde aquina; que me lo dais a última hora, pues ahora por mi coño que no voy. Canto desde London y point ball. Toma tomate.

La actuación genial, algún asesor ha tenido la genial idea de decirle que ya vale de agarrar el micrófono y limitarse a caminar como un borracho. Ahora la Winehouse canta sobria y tiene un movimiento de piernecillas de lo más salao, que acompaña a las caritas que pone siempre. La procesión, sin duda, irá por dentro.

Nos cae majeta, casi, casi tanto como para desear que no se convierta en otra muñeca rota víctima y “verdura” de su propia ensalada vital antes de tiempo.

La actuación muy sobria, que para tratarse de Amy ya es bastante, además de todo un ejemplo de superación y reinserción social que huele, cada vez más, a otra vida guionizada de sueño americano. Hasta dónde llega el vicio y dónde empieza el marketing, seguro que lo acabamos descubriendo tarde o temprano.