28 de marzo de 2008
Tardes de juego
Nunca se esforzaron demasiado en ocultarle que no era una hija buscada.
Desde que era pequeña, y cada tarde, su madre le abandonaba a su suerte frente al Hospital Psiquiático de Ciempozuelos, pese a quedar bastante lejos de casa.
Allí jugaba sola con su comba durante horas.
A menudo los pobres locos conseguían hacerle llorar usurpando su único juguete, aunque siempre terminaban devolviéndoselo una vez acababan con él. No quiso Dios que durante todos esos años le ocurriese desgracia alguna.
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5 comentarios:
jo, gordo, que siniestro, no?
tenemos un mal finde o que?
te vienes esta noche a la Ofrenda?
besotes
Que va!
a petarlo.
Estaré en la ofrenda contigo, en tu corazón (ha!)
Menudo texto tan triste y melancólico. Ojalá mis padres me hubieran abandonado en un psiquiátrico y no donde las monjas.
Lo mismo le quitaban la cuerda para que no sintiera deseos de ahorcarse con ella...
Parece una historia directamente sacada de 'Gente'...
Un besito Alberto!
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