
Son varios los personajes que tras una apariencia amable ocultan una personalidad corrompida. Lucho es uno de ellos.
Comenzó siendo un chico soñador que se enfrentaba con optimismo a su primer personaje. Todos en el equipo poníamos mucho empeño en que Los Lunnis saliesen adelante, fueron meses inolvidables.
El cambio fue gradual, y a medida que pasó el tiempo fueron apareciendo pequeñas excentricidades, como el suavizante con aroma de albaricoques sin el cuál no consentía ser lavado.
En una ocasión de tantas en la que aparecía en el estudio tarde y con claros signos de embriaguez hizo detenerse a todo el grupo de rodaje –más de veinte personas- y no se pudo grabar nada. Perdimos todo el día. Su única excusa fue “hoy no me apetece que ese perroflauta me meta la mano por el culo”.
Caprichoso y cruel, consumía cocaína antes de las escenas sobre el propio atrezzo del escenario (el deterioro de su dentadura puede apreciarse a simple vista en las últimas grabaciones, si se pone atención). También era frecuente que llevase a grupos de chicas al rodaje, claramente se trataba de prostitutas.
“Al principio era amable y atento con todos los niños que se le acercaban, pero la vanidad y el dinero le cambiaron”, comenta su agente. A día de hoy rechaza la totalidad de compromisos solidarios que éste le hace llegar. “Paso del crío ¿Acaso inventé yo la puta leucemia, joder?”.
Se crecía ante los attrezzistas a los que llamaba maricones, incluso llegando a escupirles en alguna ocasión. Su trato hacia las mujeres del equipo no era mucho mejor, y la propia Lula sufrió los constantes descalificativos de este monstruo amarillo sobre su formación y nivel cultural, necesitando ayuda médica. “Era frío y audaz en sus insultos, sabía hacer daño de verdad” apreció entre sollozos.
El ambiente era terriblemente tenso, Lucho hacía de cada día de rodaje una pesadilla. Perdí el pelo, y mi problema de insomnio se agravó peligrosamente. Fue cuando decidí que mi salud valía más que eso. Hoy hace un año que dejé de formar parte del equipo de cámaras del estudio y no me arrepiento de mi decisión. Sin noticias sobre la situación actual me decidí a escribir este reportaje desvelando la cara oculta del pelopincho favorito de nuestros hijos.
J.S.