25 de noviembre de 2007

Coplilla del cantautor triste o bucle temporal (y además en noviembre)


Y sin ganas de escribir
me salió esta melodía
que no me recuerda a ti
pero tampoco te olvida.

Todo lo que toco, pues
es lo mismo todo el día
pues no hay canción que te traiga
ni que te borre, maldita

Ni cada canción te llama
ni doy con la que te olvide
así toco y toco, solo
y sin nadie que me anime.
[da capo]

22 de noviembre de 2007

La útima noche

Entró de nuevo al cuarto de baño de la discoteca a meterse la enesima raya de la noche. Cerró la puerta de una de las cabinas, no quería que nadie la viera porque no quería tener que compartir su coca con nadie más, y sabía por experiencia que era como los donettes, si la sacabas en público te salían amigos por todas partes. La preparó sobre la cisterna y esnifó con fuerza.

Después levantó la tapa del bater para mear...

Y entonces oyó un "plof" y vió como su corazón flotaba al fondo del bater, tiró de la cadena y lo observó irse por el desagüe.

"Quizás debería preocuparme. " pensó por un segundo y acto seguido "Buah, da igual, tampoco recuerdo la ultima vez que lo utilicé. ¿Alguna vez funcionó realmente?" Y volvió contoneándose a la pista de baile.

18 de noviembre de 2007

El último caramelo de la bolsa

Aviso a navegantes: que nadie se lleve las manos a la cabeza si me pongo un pongo místico. Estoy, ya sabéis, en esos días (más fino que seguro, para más datos).

Se me están acabando, apenas quedan ya.

Según iban quedando cada vez menos iban sabiendo mejor y mejor. Al mismo tiempo el momento remoto en el que se habrían acabado se acercaba muy despacio, desde lejos.

Recuerdo muy bien como en esas noches de verano me iba encontrando con la serie de los enterradores, y poco a poco fue calando en mí hasta convertirme en otro más de la lista que repasaba los teletextos una y otra vez para ver dónde iban a poner esta semana a dos metros bajo tierra.

Una noche, curioseando por ahí llegué a un blog en el que el autor bromeaba “Es una serie de mujeres y de maricones… no sólo les acabas queriendo, sino que te duele no poder estar ahí para abrazarles y consolarles”. Creo que es más o menos algo así.

Me la bebí en tragos muy pequeños, dosificando cada capítulo como si de una medicina se tratase y a estas alturas uno se plantea qué pasará cuando llegue el siguiente constipado. Ya estoy acabando y apenas quedan ya.

Los que me conocéis bien ya sabéis que ponerme con sfu era mi único“remansillo de paz” así que no os parecerá tan descabellao que me ponga en plan cerdo agridulce.

Después tocará empezar de nuevo desde el principio, no es la primera vez, ya que tardé en hacerme con los nuevos capítulos (gracias guapita por ir consiguiéndomelos), pero ahora esto se acaba.

Y pienso guardarme este último caramelito, ya sabéis, para luego.

14 de noviembre de 2007

Camino de las profundidades


Sólo unos minutos después se levantó y se puso las bragas que recogió junto al marco de la puerta del baño. Se metió en la boca dos chicles y me pidió algo de dinero para el taxi, ella ¡como una lolita insolvente!, ¡ELLA!. Como una puta.

Abrochó su pesado abrigo después de sacarse los rizos con el mismo gesto con el que lo había hecho al ponerse el vestidillo –haría falta un experto para distinguir a una mujer desnuda de otra vestida con ese escasísimo pedazo de gasa-, y se despidió con un exiguo ademán de cabeza, muy acorde con su forma de pasar por la vida.

Al escuchar la puerta de la entrada cerrarse bajé la mirada, que se encontró de lleno con mis huevos colgando de un escroto flojo y enrojecido, me aclaré la garganta y sentí el gargajo moverse en mi laringe camino de las profundidades.

12 de noviembre de 2007

al revés

Roma al revés es amor
Amor al revés es odio
Odio al revés es oído
Oído al revés es sordo

6 de noviembre de 2007

Lucho. La cara oculta de la estrella

Son varios los personajes que tras una apariencia amable ocultan una personalidad corrompida. Lucho es uno de ellos.

Comenzó siendo un chico soñador que se enfrentaba con optimismo a su primer personaje. Todos en el equipo poníamos mucho empeño en que Los Lunnis saliesen adelante, fueron meses inolvidables.
El cambio fue gradual, y a medida que pasó el tiempo fueron apareciendo pequeñas excentricidades, como el suavizante con aroma de albaricoques sin el cuál no consentía ser lavado.

En una ocasión de tantas en la que aparecía en el estudio tarde y con claros signos de embriaguez hizo detenerse a todo el grupo de rodaje –más de veinte personas- y no se pudo grabar nada. Perdimos todo el día. Su única excusa fue “hoy no me apetece que ese perroflauta me meta la mano por el culo”.

Caprichoso y cruel, consumía cocaína antes de las escenas sobre el propio atrezzo del escenario (el deterioro de su dentadura puede apreciarse a simple vista en las últimas grabaciones, si se pone atención). También era frecuente que llevase a grupos de chicas al rodaje, claramente se trataba de prostitutas.

“Al principio era amable y atento con todos los niños que se le acercaban, pero la vanidad y el dinero le cambiaron”, comenta su agente. A día de hoy rechaza la totalidad de compromisos solidarios que éste le hace llegar. “Paso del crío ¿Acaso inventé yo la puta leucemia, joder?”.

Se crecía ante los attrezzistas a los que llamaba maricones, incluso llegando a escupirles en alguna ocasión. Su trato hacia las mujeres del equipo no era mucho mejor, y la propia Lula sufrió los constantes descalificativos de este monstruo amarillo sobre su formación y nivel cultural, necesitando ayuda médica. “Era frío y audaz en sus insultos, sabía hacer daño de verdad” apreció entre sollozos.

El ambiente era terriblemente tenso, Lucho hacía de cada día de rodaje una pesadilla. Perdí el pelo, y mi problema de insomnio se agravó peligrosamente. Fue cuando decidí que mi salud valía más que eso. Hoy hace un año que dejé de formar parte del equipo de cámaras del estudio y no me arrepiento de mi decisión. Sin noticias sobre la situación actual me decidí a escribir este reportaje desvelando la cara oculta del pelopincho favorito de nuestros hijos.

J.S.

4 de noviembre de 2007

El padre de él


Cuando aquella noche me emborraché y terminé en el sitio correcto en el momento preciso, nunca me imaginé que algún día tendría que ir a comer a casa de sus padres. Me puse mis mejores galas del PRYCA. Iba tan recatada que la falda ya me cubría las ingles. Ahora que en Proyecto Hombre me han enseñado a decir “inglés” y no “coño” estoy que me salgo. Hasta me repasé las raíces negras de mi melena rubia platino. Les llevé un vino tinto Don Simón de 1.10€ que el padre de él se encargó personalmente de cortar con tijeras, aunque fuera de abre fácil. La comida estuvo bien. Me dejaron escoger restaurante así que opté (porque podía optar) por un kebap de cordero. Los padres de él estaban más acostumbrados al lechazo pero tampoco hicieron ascos al bocadillo turco. Era más barato.

Después de comer nos tomamos un café de termo en taza de verdad. Estuvimos comentando la vida, ya les hablé de mi nuevo trabajo en una perpendicular a Gran Vía (centro, centro) de mi pequeño Kevin José, que había asumido a su nuevo padre aunque fuera tres años más joven que J.Kev. “Así pueden ir juntos a las Barranquillas y comparten gasolina” les conté.

Los padres de él parecían muy ilusionados conmigo y no les voy a quitar la ilusión porque mi deseo es casarme con su hijito. Lo mantendré virgen hasta el matrimonio, que hasta ahora sólo hablamos de sexo (sexo oral) y vamos a misa de 9. Así que no me creyeron oportunista ni fulana como en su día le pasó a mi amiga la Leti. Aúpa el amor y aúpa el kalimotxo.